Como los jóvenes que somos, una generación a la cual no se
le dogmatiza ni se le engaña,tenemos el deber de conducir a México por las
riendas de la igualdad de oportunidades y la justicia social.
Sin importar raza,
género, ideología, preferencia
sexual o esfera
social, la juventud ha sido
llamada a romper los paradigmas que tienen sumido al país y gestionar
uncambio a favor
del progreso y
el bienestar. El
voto de los
jóvenes en estas
elecciones,devolverá la esperanza a millones.
Este primero de julio, tenemos en las manos el poder de
decidir nuestro futuro y el de todos los mexicanos. La elección del próximo
presidente será crucial en la vida pública de México y de gran trascendencia
histórica.
Desde hace ya
varios años, México
está sumido en
una de las
crisis más devastadoras de su historia;
una crisis política,
económica, social, moral
y de valores, ocasionada por la corrupción de
nuestros gobernantes, la impunidad y la violencia que poco a poco desgasta el
tejido social. En los últimos años, el Estado ha fungido como herramienta de
los grandes empresarios para enriquecerse, acaparando los vastos recursos de
los que gozamos los mexicanos y secuestrando a las instituciones.
Las políticas neoliberales
introducidas por Carlos
Salinas de Gortari
en 1988, han beneficiado sólo
a unos cuantos
y perjudicado a
un pueblo empobrecido,
hundido y desesperanzado.
No podemos despreocuparnos por el porvenir político del país
ya que éste repercutirá directamente en la vida cotidiana de la sociedad
mexicana. Con el voto en los comicios de 2012, decidiremos qué es lo que
queremos para nuestro país, de qué manera lo queremos y la persona indicada
para gestionar el futuro de México.
Votar por Enrique Peña Nieto es votar por el regreso de 70
años de corrupción y mal gobierno, además del regreso personificado de Carlos
Salinas como figura ambicionada y sedienta de poder. Es favorecer la impunidad
de los grandes empresarios y callar las bocas de los
que se oponen.
Un individuo que no puede enunciar los tres libros que han
marcado su vida, que fue fabricado por la televisión publicitado
inequitativamente, inflado por las encuestadoras y que realiza una innumerable
cantidad de compromisos no cumplidos como estrategia política falsa y
anticuada, no merece el voto de los jóvenes mexicanos, ni de nadie.
Al anular al voto, el ciudadano manifiesta su inconformidad
con el sistema y con los partidos.
Sin embargo, este
tipo de manifestación
no tiene cabida
en la realidad
política mexicana debido a que el voto nulo colabora con la estabilidad
y continuación del sistema antidemocrático en el que vivimos actualmente. La
mayoría de las personas que promulgan el voto nulo, son aquellas que en efecto
no están de acuerdo con las políticas del actual gobierno, pero es
imprescindible hacerles saber que su descontento no llega a nada si no se
manifiesta en la votación
Por otro lado, el ciudadano que se abstiene es aquel a quien
no le importa el porvenir político del país y no se preocupa por el entorno en
el que vive. Ésta característica va en contra de las cualidades que los jóvenes
en la actualidad gozamos, por lo que nunca es una buena opción.
Somos parte fundamental
del proyecto que
busca gestionar la
política del país; nuestra voz será escuchada por aquellos
que gobiernen, existirán oportunidades
para que transformemos la
realidad de una
sociedad mexicana hundida en la miseria y en la desesperanza.
.:FIN:.